Resumen
En la antigüedad ya se describía la rabia como una enfermedad zoonótica fatal cuyo pronóstico inexorable superaba todas las alter-nativas terapéuticas de los más célebres médicos. La realidad chilena sobre esta enfermedad a fines del siglo XIX fue descrita certeramente por el médico mártir Pedro Videla Órdenes en su tesis “La rabia” de 1879, destacando la descripción clínica de la rabia, su pronóstico fatal y la ausencia de tratamientos eficaces. Tan sólo seis años después, en 1885, el aclamado químico y microbiólogo Louis Pasteur desarrolló la vacuna antirrábica, logrando por primera vez en la historia de la humanidad prevenir esta terrible enfermedad. En Chile, se inició rápi-damente la implementación de la vacuna Pasteur, vacunando al primer chileno el 7 de julio de 1896. Los doctores Milcíades Espinosa y Arturo Atria, en sus tesis “Generalidades sobre la rabia” (1898) y “Sobre la rabia y su profilaxia en Chile” (1905), respectivamente, abordaron esta primera etapa del desarrollo de la vacuna antirrábica en el país.